

Escuchando aquel grito de guerra –"¡por Dios, trata de arrancarlo!"– y viendo a Victor corriendo con el extintor, como un conejillo disciplinado, mientras el gallego corajudo estampaba su casco contra el suelo y repetía:
¡Trata de arrancarlo Julián!
¡Trata de arrancarlo decial el Mac descorazonado.!!!!!